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La tercera aberración


En esta novela hay algo que se manifiesta como un fenómeno que habita en una casona antigua, donde las habitaciones mutan cada quince años y con ella sus habitantes. Aquello que se muestra con un ambiente enrarecido es solo el puntapié para lo terrorífico. 


Flor Canosa no solo escribió una novela que da miedo o turba la mente (con una ambientación weird y propia del género extraño), sino que cada simbolismo y alegoría nos habita e interpela. Un relato que se reinventa en cada narrador, la historia se rehace y la memoria se disputa. Nos acomodamos a una nueva realidad en cada capítulo. Para entender mejor este concepto de la memoria y la reinvención citó a la profesora Beatriz Sarlo:
“la memoria es hoy unos de los temas ideológicos de la sociedad argentina; desde la perspectiva del presente, los hechos no acaecen si no hay memoria, si no son recordados: una forma de recordarlos, generalizarlos y dotarlos de sentido pleno es el discurso”.


El año es 1978 y Sergio, un joven del interior, comienza a habitar un hotel ubicado en la calle Virrey Cevallos, alejado de la vida que su padre le quiere imponer. De carácter enigmático y afán por querer pasar desapercibido es un ser normalizado entre la extrañeza de la familia dueña del hotel. Y en contraposición, un ser “inodoro, incoloro e insípido” para esos mismos integrantes.

Mientras que la familia, integrada por Nuria, Víctor, Diana, Minerva, Apolo y el gato Cronos, están envueltos por la aberración oscura e inquietante del hotel —como si fueran parte de su arquitectura—. Somos nosotros, los lectores, quienes nos adentramos en la vida, pensamientos y secretos de estos seres que nos resultan por momentos perturbados y, por otro lado, personajes propios de una tragedia griega. Es el gato, Cronos, quien resuena en el inició de la novela cuando Sergio ingresa por primera vez al hotel: estático, de pelaje gris y mirada fija. El tiempo empieza a correr y será un compañero hasta el final.

Aparece también la misteriosa figura de los vecinos de la casa de al lado, de quienes no tenemos mucha información salvo la música fuerte, los ruidos y el olor del más allá con los que se los relaciona.

Podría continuar hablando de los componentes de la novela, pero hacerlo sería spoilear demasiado sobre algo que es mejor leer y experimentar. No obstante, de lo que sí hago hincapié es la tapa:

Se dice que una buena cubierta atraerá a lectores, clientes, debe cautivar y estimular… pero ¿eso es todo? Precisamente, este interrogante nos lleva al siguiente punto de reflexión: ¿qué importancia cobra la cara visible del libro?

La carta elegida para la portada de La tercera aberración es el nueve de espadas del tarot Rider-Waite,diseñada por Arthur Edward Waite e ilustrada por Pamela Colman Smith. Sin dudas es llamativa y hasta incómoda. Una persona sentada en la cama con las manos cubriéndose el rostro y nueve espadas en forma horizontal cuelgan en la oscuridad.

En las lecturas de Tarot su interpretación se relaciona con las pesadillas, las luchas internas, la ansiedad y la mente atormentada.

Desde la perspectiva numerológica, el 9 es donde el viaje concluye, el aviso de la culminación de todas las acciones realizadas previamente. Marca la llegada del cierre de ciclo antes de pasar al 10 (la superación o colapso total).

Fui un poco más allá de mi investigación, inspirada y encantada con todo lo que me ofreció este libro, que terminé analizando la siguiente baraja de Lady Frieda Harris y Aleister Crowley, el Tarot de Thoth. Quedé afectada por el aspecto de esta espada: la sangre que gotea de las espadas, la elección de colores. Una representación brutal de la violencia y el peligro.

El 9 de Espadas en este mazo lo llaman la “crueldad” y para ellos representaba un desequilibrio mental más extremo, la mente convertida en el verdugo de sí misma. Esta es acompañada por los símbolos de Marte en Géminis, donde en su interpretación astrológica es la acción marcial (violencia, conflicto) en el ámbito mental y comunicativo (Géminis), agitando la mente generando dispersión, pensamientos agresivos, autoataque mental.

Me intriga el querer saber por qué se eligió esa cubierta para el libro, pero también prima el querer sumergirse en las simbologías que cada lector le da al libro, aquel que lo apropia.

La tercera aberración es una experiencia literaria que va más allá del simple acto de leer. La riqueza de los detalles, del universo simbólico y de nuestra propia memoria nos anima a desentrañar cada capítulo y a construir nuestras propias reflexiones.

Te invito a formar parte de esta conversación y a compartir tu propia visión.

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